Una pareja diferente, independiente, reservada, con las ideas muy claras y, lo mejor de todo, muuuy enamorada.
En nuestra primera reunión Ana nos declaró su debilidad por la combinación de los colores claros, por las flores invernales, las velas, la madera y las guirnaldas de luz; todo ello nos sirvió de inspiración para toda la decoración del evento.
Fue en el puente de diciembre, muy cerquita de navidad, lo que nos dio mucho juego para darle ese toque tan navideño que nos apetecía.
Aparte de los gustos de nuestros novios en la decoración nosotras siempre tenemos en cuenta lo que nos transmite cada pareja, las sensaciones que percibimos, algo que nos callamos pero que siempre plasmamos en sus proyectos personalizados, en este caso nos sugirió una boda sobria y elegante pero con un punto mágico, como la época y ellos nos transmitieron.
En este punto ordenamos todas las ideas y creamos su boda.
Desde el principio intentamos sumergir a los invitados en un cuento, recreamos un mercado de coronas navideñas y flores donde los invitados podían ir buscando su sitio.
Para la comida elegimos una decoración sencilla y sobria con unos manteles de hilo natural en colores beige que combinamos con la silla crossback en marrón.
Para los centros diseñamos una mezcla de hortensias en blanco, con el toque verde del eucalipto y por supuesto el punto de color se lo daba el muérdago.
En las copas se crearon diferentes ambientes para los invitados una zona de chill-out enmarcada por una chimenea en donde los invitados se podían hacer fotografías.
Para la mesa dulce diseñamos unos carros de madera sobre los que caían las estrellas y guirnaldas de luz que generaban un ambiente super acogedor.